El evangelio del Señor Jesucristo se está cambiando a la conveniencia de algunos, y el tema de la pobreza no es la excepción. Es más, no podían dejar de tergiversarlo aquellos que aman más el dinero y las riquezas que a Dios. Era inevitable que lo hagan.
La Biblia nos muestra a un Señor Jesucristo, Rey de los pobres y los oprimidos, quien nunca se avergonzó de ellos, y los bendecía:
"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos." (Mateo 5: 3)
"Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen,los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio" (Mateo 11:5)
"Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?" (Santiago 2:5)
Ahora bien. La pobreza es relativa. No basta con ser mendigo si odias a Dios. Talvez seas mendigo porque eres vago, y no vives el amor, manifestado en el trabajo. Por eso, la pobreza es espiritual. Es decir, aunque no tenga qué comer, soy rico porque el Señor está conmigo. Y si soy un millonario y no estoy con el Señor, soy miserable.
La prosperidad es la paz. Lo demás es mentira.
domingo, 7 de febrero de 2010
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